Desde hace tiempo, las entidades prestadoras de servicios de salud de gestión privada enfrentan un serio problema de inviabilidad económica, por aranceles, en general, por debajo de los costos de prestación. Un problema adicional, con importantes implicancias, es que cada práctica médica tiene un diferente nivel de cobertura a través de aranceles, apareciendo así prácticas deficitarias y prácticas superavitarias (dependiendo del financiador).
Si bien esto genera la posibilidad de ‘cerrar los números’ de una clínica a través de ‘subsidios cruzados’, genera vulnerabilidad ante una caída en los volúmenes de las prácticas superavitarias (como ocurrió al comienzo de la pandemia de Covid-19) y vulnerabilidad en las clínicas del interior de las provincias, que suelen verse obligadas a cerrar cuando la concentración de la demanda de cirugías en las grandes ciudades las dejan sin recursos para financiar servicios deficitarios.
Con datos del Sistema Estadístico de Costos de la Salud, a septiembre de 2021, un ejercicio de simulación con cinco financiadores relevantes para Córdoba y tres servicios (internación en piso, UTI y quirófano, con cirugías generales) muestra que (a) la internación en piso es deficitaria, independientemente del mix de financiadores, (b) la internación en UTI es deficitaria, excepto con uno de los financiadores, que alcanza a cubrir los costos, (c) quirófano es superavitario en dos de los cinco financiadores.
De esta manera, una unidad de internación en piso (100 camas y 70% de ocupación), una UTI (24 camas y 70% de ocupación) y una unidad de quirófano, dedicada a cirugías generales (6 quirófanos y 90% de utilización) generan, de manera consolidada, una pérdida mensual de $26.9 millones si los cinco financiadores participan en igual proporción, o un resultado mensual positivo de $ 6.3 millones si su mix se concentra en los dos financiadores superavitarios en quirófano.
Ttomando el caso de los financiadores superavitarios en quirófano, los $ 6.3 millones se generan por resultados negativos de $ 3.9 millones en UTI y de $ 18.7 millones en piso, compensados por un superávit de $ 28.9 millones en quirófano. En otras palabras, los números cierran a través de subsidios cruzados, de quirófano a internaciones.
Esta posibilidad desaparece cuando cae la cantidad de cirugías. Simulando una caída del 90% en cirugías, manteniendo tasas de ocupación en internaciones, el resultado consolidado se transforma en negativo. Al final del documento se presenta una agenda de trabajo.