La suba de costos frena la inversión en el sistema de salud

La inflación acumulada durante 2018 le pegó de lleno a toda la actividad productiva y de servicios de la economía. En ese escenario, el sistema de salud no fue la excepción. Un informe elaborado por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), de la Fundación Mediterránea, refleja las condiciones actuales del negocio para clínicas y sanatorios, a partir de la suba de los costos.

“Esta situación ha elevado el grado de incertidumbre sobre la actividad, demorando o paralizando planes de inversión y acentuando la necesidad de lograr una recomposición de aranceles por prestación, ya que los proveedores de medicamentos, descartables, repuestos, mantenimiento de equipos, servicios y alimentación han reaccionado con subas por lo general mayores a los precios de las prestaciones”, sostienen las economistas María Laura Caullo y Rocío Cerino, autoras del estudio.

 

En los últimos 13 años, el Índice de Precios de Insumos de la Atención Médica (Ipiam), que elabora la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina, refleja que los precios de los insumos para la atención médica se multiplicaron casi por 20: 1.907 por ciento. Los de mayor expansión fueron los insumos no médicos, que lo hicieron en 2.164 por ciento, seguidos por los costos laborales: 2.097 por ciento. Mientras que el nivel general de precios (IPC) de la economía se incrementó 1.469 por ciento.

 

Además, la demora que exhibe la cadena de pago del sector hace que los efectos de la inflación sean más nocivos.

A modo de ejemplo, y en función de los plazos de pago que van entre 90 y 120 días, una consulta médica de 300 pesos perdió entre septiembre (6,5 por ciento), octubre (5,4 por ciento) y noviembre (3,2 por ciento) pasado un 16 por ciento. “En términos reales, el valor de la prestación que terminó cobrando el prestador equivale a 257 pesos”, precisa el informe.

 

Debido a que el financiamiento del sistema de salud está muy vinculado a los aportes que realizan los trabajadores asalariados, los precios de las prestaciones siguen por lo general una evolución similar a su remuneración laboral.

Debido a ello, en años en que el salario real cae –como ocurrió durante el año pasado–, también suelen contenerse las subas de precios en las prestaciones sanitarias, aun cuando los costos suban en mayor medida, según destacan los economistas del Ieral.